Con información de SEMANA ECONÓMICA -
En los últimos meses, la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT) ha perfeccionado su capacidad de fiscalización con herramientas digitales que le permiten recibir y cruzar información en tiempo real.
Gracias a la digitalización de varios de sus procedimientos, la entidad recaudadora puede contrastar los registros de ventas de cada contribuyente con los de sus proveedores. Esto hace más difícil que una empresa pueda presentar facturas falsas o comprobantes de pago sin sustento.
“Cada fin de mes, la SUNAT recibe [de los contribuyentes] registros de compras y ventas con una relación de las facturas y boletas emitidas, donde se incluyen los montos de las transacciones, los servicios prestados, los clientes y la fecha; y puede cruzar esta información con los libros contables del proveedor”, explica Carla Peirano, asociada del Estudio Echecopar.
Al tener la información almacenada en sus servidores, la SUNAT ahora puede realizar fiscalizaciones sin conocimiento del contribuyente. “El mayor esfuerzo se hace en las oficinas de la SUNAT, con la información procesada previamente”, dice Alex Córdova, socio del Estudio Rodrigo, Elías & Medrano.
De acuerdo al plan estratégico de la SUNAT, el 70% de las fiscalizaciones deberían realizarse electrónicamente hacia el 2018.
Por otro lado, se busca adaptar el sistema tributario peruano a normas internacionales, especialmente en el marco de la adhesión del Perú a la OCDE.
Para ello, el MEF y la SUNAT evalúan el Plan BEPS (Base Erosion and Profit Shifting) de dicho organismo, el cual busca generar acciones coordinadas entre sus países miembro para reducir la evasión tributaria. Es probable que este plan no se aplique totalmente en el Perú, “la mayoría de ese plan de acción está pensado para economías más desarrolladas, sólo una fracción del plan sería directamente aplicable al Perú; pero sí es una tendencia inevitable”, señala Córdova.
Sin embargo, aún es complicado para el contribuyente adaptarse a este proceso. “Tras tantos cambios, es difícil saber qué modificación aplican a cada contribuyente, y no existen amnistías por errores cometidos durante el proceso de adaptación”, explicó Peirano.
“Cada fin de mes, la SUNAT recibe [de los contribuyentes] registros de compras y ventas con una relación de las facturas y boletas emitidas, donde se incluyen los montos de las transacciones, los servicios prestados, los clientes y la fecha; y puede cruzar esta información con los libros contables del proveedor”, explica Carla Peirano, asociada del Estudio Echecopar.
Al tener la información almacenada en sus servidores, la SUNAT ahora puede realizar fiscalizaciones sin conocimiento del contribuyente. “El mayor esfuerzo se hace en las oficinas de la SUNAT, con la información procesada previamente”, dice Alex Córdova, socio del Estudio Rodrigo, Elías & Medrano.
De acuerdo al plan estratégico de la SUNAT, el 70% de las fiscalizaciones deberían realizarse electrónicamente hacia el 2018.
Por otro lado, se busca adaptar el sistema tributario peruano a normas internacionales, especialmente en el marco de la adhesión del Perú a la OCDE.
Para ello, el MEF y la SUNAT evalúan el Plan BEPS (Base Erosion and Profit Shifting) de dicho organismo, el cual busca generar acciones coordinadas entre sus países miembro para reducir la evasión tributaria. Es probable que este plan no se aplique totalmente en el Perú, “la mayoría de ese plan de acción está pensado para economías más desarrolladas, sólo una fracción del plan sería directamente aplicable al Perú; pero sí es una tendencia inevitable”, señala Córdova.
Sin embargo, aún es complicado para el contribuyente adaptarse a este proceso. “Tras tantos cambios, es difícil saber qué modificación aplican a cada contribuyente, y no existen amnistías por errores cometidos durante el proceso de adaptación”, explicó Peirano.
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